jueves, 11 de octubre de 2012

Identifican una molécula que podría ser útil en el diagnóstico y tratamiento de tumores de hipófisis, responsables del gigantismo y de la enfermedad de Cushing.


La búsqueda de marcadores que contribuyan al diagnóstico precoz del cáncer es una prioridad para los investigadores de todo el mundo. Encontrar la señal de alarma que lanza el cuerpo cuando aparece la primera célula cancerígena y hacerlo lo antes posible, en el primer aviso, es fundamental si se quiere ganar la batalla definitiva a la enfermedad. No se puede esperar a que los síntomas de la enfermedad sean evidentes, hay que buscarlos mucho antes de que su expresión sea perceptible para cualquiera. 

Equipo de “Hormonas y Cáncer” del IMIBIC
En esta línea trabaja desde hace años el equipo de “Hormonas y Cáncer” del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica (IMIBIC), liderado por los profesores Justo Castaño y Raúl Luque. Su grupo  ha identificado recientemente una nueva variante de ghrelina –molécula presente en el estómago, el hipotálamo y la hipófisis- bautizada como In1-ghrelina probando su potencial relevancia como diana para el diagnóstico, pronóstico y tratamiento de los tumores de hipófisis, responsables de importantes trastornos hormonales como es el gigantismo o la acromegalia y la enfermedad de Cushing.

Gigantísmo: exceso de la hormona del crecimiento.
El gigantismo es una afección poco frecuente que consiste en un crecimiento anormal debido a un exceso de la hormona del crecimiento durante la niñez, antes de que las placas de crecimiento óseo se hayan cerrado.
 La causa más común de la secreción excesiva de la hormona del crecimiento es un tumor no canceroso (benigno) de la hipófisis. Otras enfermedades pueden también causar gigantismo. Entre ellas: Complejo de Carney, Síndrome de McCune-Albright (SMA) y neurofibromatosis.
Si se presenta un exceso de hormona del crecimiento después de que se ha detenido el crecimiento óseo normal, la afección se conoce como acromegalia.  

El niño crecerá en estatura, al igual que en músculos y órganos. Este crecimiento excesivo hace que el niño sea extremadamente grande para su edad.
Otros síntomas pueden incluir:
- Retraso en la pubertad
- Visión doble o dificultad con la visión lateral (periférica)
- Prominencia frontal y mandibular
- Dolor de cabeza
- Aumento de la transpiración
- Periodos menstruales irregulares
- Manos y pies grandes con dedos de manos y pies gruesos
- Secreción de leche de las mamas
- Engrosamiento de las características faciales
- Debilidad



 La enfermedad de Cushing se manifiesta por aumento de peso especialmente en la cara y el tronco. Debido a la acumulación de grasa, que forma una protuberancia en la nuca, se habla de “cuello de búfalo”. La cara es redonda, roja, hinchada (“cara de luna llena”). Las extremidades, en cambio, se adelgazan, porque los músculos de los hombros y de las caderas se atrofian y provocan disminución de la fuerza muscular. La
piel se vuelve frágil y fina, y aparecen más fácilmente morados (equimosis) o pequeñas lesiones de color rojo intenso o azuladas (petequias). Si se produce una herida o un traumatismo, la cicatrización es prolongada y defectuosa. En ocasiones, se observan micosis de la piel o de las uñas. Aparecen estrías verticales, de color púrpura, en la cintura, en los hombros y en los muslos. Son características de la enfermedad. El paciente se queja a menudo de fatiga y puede presentar trastornos psíquicos (depresión, delirio). Es frecuente la hipertensión arterial. La concentración de glucosa en la sangre está muchas veces aumentada. Por otra parte, se puede observar en la mujer desaparición de la menstruación, aumento de la pilosidad, en ocasiones acné y, en el hombre, impotencia.


El descubrimiento de los científicos cordobeses, realizado en colaboración con investigadores de los Hospitales Reina Sofía de Córdoba y Virgen del Rocío de Sevilla y con el  vicepresidente de la sección de Investigación de Endocrinología y  Hematología de la compañía farmacéutica IPSEN, el doctor. Michael Culler, ha despertado el interés de la comunidad científica internacional. La mejor prueba de ello ha sido el premio recibido por el doctor Raúl Luque en el transcurso del Congreso de la Sociedad Europea de Neuroendocrinología, a la mejor comunicación oral de tipo clínico por el trabajo traslacional (básico-clínico) presentado sobre la relevancia de esta nueva variante de ghrelina en tumores hipofisarios  y por las expectativas que abre para su aplicación práctica.

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